Esta reconocida cantora es popular en el Valle del Itata. Distintas generaciones reconocen su talento y la distinguen por su dilatada trayectoria
Basta nombrar a la cantora Nolfa Marín para que los amantes del folclor se sientan aludidos. Especialmente si son cercanos a Portezuelo, donde vive la talentosa compositora e intérprete. Junto a su guitarra, han sido invitadas recurrentes a distintas actividades de la región a lo largo de décadas, que han permitido que su voz y sus versos materialicen la identidad del canto campesino. Hoy, a sus 85 años, la artista mantiene su amor por la música, a sus vivencias campesinas y a su familia.
Su casa es su templo de inspiración, pues exhibe recuerdos en fotos, galvanos y diplomas, que la llenan de orgullo. Recibe cordialmente a sus contados visitantes, pues sabe que su historia está marcada de un fuerte sello. Repasa una y otra vez sus recuerdos familiares, que sin lugar a dudas son su principal fortaleza.
Comenzó joven en la música, siguiendo los pasos de otras talentosas intérpretes de este estilo. Por supuesto que los consabidos repertorios populares también brillaron en su voz con mucho éxito, pero a poco andar descubrió que quería cantar algo propio. Así inició su repertorio de composiciones, que hasta la actualidad alcanza un total de 32 temas.
“Pasan tantas cosas cada día, que de todo se puede cantar. Así empecé a componer, pero mi estilo es distinto del de otros conjuntos, que tienen una estructura. Dos de mis hijas hacen folclor también en un grupo de Portezuelo, que incluso ha ido de gira”, confiesa la artista.
En efecto, los distintos sentimientos de Nolfa tienen un rincón en su música. Tanto alegres, como tristes, angustiantes o serenos, los cantos reúnen el talento de esta intérprete que, gracias a sus mágicos compases, consigue transportar hasta el momento mismo que la inspiró.
Y aunque pareciera que su carrera ya ha avanzado por todas sus etapas, aún Nolfa tiene un lanzamiento pendiente. Es la canción que compuso al quedar viuda y que, por sobre todas las cosas, es el dolor más fuerte que ha vivido. No la ha grabado aún, pero la interpreta con tal sentimiento que estremece a quien la oye. Es la primicia que regala a Reflejos de Ñuble.
